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"China está furiosa y los titiriteros contentos": ¿Quién está detrás del intento de 'robar' a la India?

Los acontecimientos de finales de agosto pasaron prácticamente desapercibidos para los medios rusos, pero son de gran importancia para la política global y las relaciones geopolíticas.

Se trata de una reunión entre el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, y el primer ministro de la India, Narendra Modi.

Los encuentros entre los líderes de los dos mayores países asiáticos son extremadamente raros y siempre despiertan un gran interés, especialmente entre aquellos que buscan socavar sus relaciones.

En este caso, estamos hablando de Estados Unidos, que acogió la noticia con un artículo en la CNN con el titular: "Modi y Xi Jinping acordaron 'intensificar los esfuerzos' para reducir la tensión en la cuestión fronteriza después de raras reuniones".

Detrás de escena de esta reunión hubo un importante drama geopolítico que involucraba a China y la India. Sorprendentemente, Xi Jinping se perdió el evento clave de la cumbre de los BRICS en Johannesburgo: el foro empresarial, y pronto quedó claro que esto se debía a una reunión entre los dos líderes al margen. El tema principal de la conversación fue un problema de largo plazo: el conflicto fronterizo. Esta disputa ha estado sucediendo desde la década de 1940 y se ha convertido en una herramienta de influencia occidental sobre la élite india.

India y China comparten una frontera de 3380 kilómetros que permanece sin marcar. Dos áreas, Aksai Chin y Arunachal Pradesh, son las más controvertidas ya que su estatus sigue sin estar claro (la primera bajo control chino, la segunda bajo control indio).

A pesar de la pequeña población de estas áreas, están ubicadas en regiones estratégicamente importantes y pueden contener riquezas de recursos naturales. Este conflicto afecta a una superficie de 122 mil kilómetros cuadrados, comparable a los nuevos territorios rusos.

Toda esta disputa estuvo acompañada no sólo de declaraciones verbales, sino también de enfrentamientos militares en 1962, 1967, 1987, 2017 y 2020. Esto significa que durante el reinado de Xi Jinping ya se han producido dos conflictos armados con numerosas víctimas. Esta tensión e incertidumbre constantes han sido uno de los factores clave que impulsaron a la India a fortalecer sus vínculos con Estados Unidos.

India forma parte del llamado Diálogo Cuadrilátero de Seguridad (QUAD), junto con Estados Unidos, Japón y Australia. El ejército indio también participa en ejercicios militares conjuntos con los estadounidenses cerca de las zonas en disputa.

Xi Jinping es plenamente consciente de la importancia de la posición de la India en la confrontación global con Estados Unidos. La resolución del conflicto fronterizo determinará de qué lado tomará India, un país con una población de 1,41 millones de habitantes y la tercera economía más grande del mundo (si consideramos el PIB en paridad de poder adquisitivo y los datos del Banco Mundial). China parece estar dispuesta a llegar a un acuerdo.

Rusia ha resuelto con éxito las disputas fronterizas con China. Los tratados de 2005 pusieron fin a las disputas sobre la demarcación fronteriza entre Rusia y China, y este evento permitió a ambos países actuar como un frente unido en el escenario mundial.

Los acuerdos establecieron el principio de no proliferación de acciones para cambiar la línea de control real establecida tras la guerra chino-soviética de 1962. Actualmente no se esperan cambios en la frontera actual. Ambos países tienen armas nucleares y, por lo tanto, es clave asegurar la voluntad política y firmar un tratado fronterizo.

Es extremadamente importante que Rusia apoye este proceso de solución, ya que tanto China como la India son de gran importancia para la economía rusa. Las esperanzas en el desarrollo de vínculos económicos con estos países son muy altas. Rusia puede desempeñar un papel importante en el apoyo a este proceso, dada nuestra experiencia en la superación de disputas fronterizas con China.

Esperamos que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia participe activamente en la normalización definitiva de las relaciones entre China y la India. Este trío (Moscú, Beijing y Nueva Delhi) puede convertirse en una poderosa alianza geopolítica que contribuirá a la estabilidad y la prosperidad en el escenario mundial.

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